Este texto nace de la tristeza y la rabia que nos ha producido la instrumentalización y la condena de las palabras de comisión de feminismos de Madrid.
El jueves, las compañeras y compañeros de la carpa de feminismos, tras un debate interno, decidieron que ya no pernoctarían como comisión en la acampada y que, a título individual, cada persona del grupo, como cuerpo libre, dormiría o no en la Puerta del Sol.
El jueves, las compañeras y compañeros de la carpa de feminismos, tras un debate interno, decidieron que ya no pernoctarían como comisión en la acampada y que, a título individual, cada persona del grupo, como cuerpo libre, dormiría o no en la Puerta del Sol.
Esta decisión vino condicionada por la situación que varias mujeres, lesbianas, transexuales, gays, transgéneros e intersex, estaban viviendo durante las noches en la acampada, debido a los diferentes tipos de agresiones (intimidaciones sexuales, tocamientos, miradas, gestos, desautorización y abusos de poder, insultos y agresiones físicas, contactos sexuales -y no sexuales- no consentidos, actitudes paternalistas) y ante lo cual no se sentían seguras.
Toda su reflexión se materializó en un comunicado que presentaron ante intercomisiones y la asamblea general, que lo aprobó.
Toda su reflexión se materializó en un comunicado que presentaron ante intercomisiones y la asamblea general, que lo aprobó.
Tras esta aprobación, varios medios de comunicación, sesgando, tergiversando y reduciendo el discurso de las compañeras y compañeros, y con un tratamiento completamente morboso y espectacular de la información, publicaron varias noticias en las que se hablaba de violación y terror en Sol, y gente, también perteneciente a la acampada, se lanzó a cuestionar, insultar y criminalizar a las mujeres feministas de la comisión.
A través de este linchamiento colectivo (véanse los comentarios del comunicado y los de este otro comunicado) extraemos varias ideas que nos asustan, nos enfurecen, y confirman una vez más que la violencia contra las mujeres, lesbianas, gays, transexuales, transgéneros e intersex, se vive con normalidad y aceptación, e incluso con apoyo implícito y a veces explícito por parte de mucha gente.
Ante la tergiversación mediática de la denuncia de la comisión de feminismos, no hemos encontrado una respuesta colectiva y crítica, que les recuerde a esos mismos medios, que los protocolos informativos sobre violencia de género dicen que la violencia machista no es sólo la violación o el asesinato, sino que es una violencia estructural que se expresa de múltiples maneras, y que no se debe informar sólo de sus expresiones más extremas, ni manipular dicha información, ya que descontextualizando dicha violencia, se invisibilizan el resto de agresiones sexistas que están implicadas en el proceso. (1)
Según dichas recomendaciones, la comisión de feminismos hizo lo correcto: visibilizó estas violencias, especificando a qué se referían (algo que algunos medios no hicieron), y también mostraron la capacidad de respuesta de las mujeres, haciéndolo público y argumentando el porqué de su decisión, en vez de reproducir el estereotipo de víctima.
La respuesta ante estos hechos, cabría esperar que hubiese sido de apoyo y solidaridad con las y los compañeros feministas, y de búsqueda colectiva de una estrategia que erradicara estas situaciones, además de una condena pública y unánime contra algunos medios de comunicación, no sólo por intentar descontextualizar y tergiversar el comunicado, sino por poner en riesgo la integridad física y psicológica de los millones de mujeres, lesbianas, transexuales, transgéneros, intersex y gays de todo el estado, que sufrimos esta violencia (llamada micro e invisibilizada) cotidianamente.
Por el contrario, las críticas e insultos han sido contra las personas que denunciaron esta situación, con discursos como: “lo que pasa en Sol es algo NORMAL que se puede dar en este tipo de situaciones”, “los tocamientos, intimidaciones o desautorizaciones no son una agresión”, o que “cuando se habla de agresión sexual, se está hablando exclusivamente de violación” .
NO es así; lo que ocurre en Sol, como en la mayoría de plazas, calles y casas del estado español y del resto de poblaciones del mundo, es HABITUAL, pero no normal, a menos que nos parezca normal que una persona por el hecho de no ser un hombre, tenga la obligación de aguantar las violencias que las compañeras han visibilizado. Son agresiones sexistas, y muchas de ellas agresiones sexuales, porque que te toquen el culo o las tetas, que se froten contigo, que te acosen verbal o físicamente, o tengas que aguantar miradas irrespetuosas o invasivas buscando un contacto sexual, lo son. Y negar esto es dar libertad a que estas actitudes (denigrantes e intimidatorias para quien las sufre), se naturalicen favoreciendo que cuando una mujer, sea violada sigamos viéndolo como un hecho aislado que no sabemos como enfrentar.
También leemos, estupefactas, que los hechos que las compañeras feministas denuncian no pueden tipificarse legalmente como agresiones sexuales, y nos preguntamos qué legitimidad tiene esta afirmación hecha por algunas personas, cuando llevamos más de dos semanas ocupando las plazas, cuando nos negamos a aceptar los argumentos de las juntas electorales en las jornadas de reflexión, cuando estamos demostrando que legalidad y legitimidad no tienen por qué ir unidas. Ante denuncias como las realizadas por las compañeras, no creemos que la respuesta deba ser recurrir a argumentos pseudolegalistas que legitiman un sistema que no nos representa. Y no solo eso, sino que se basa en estructuras machistas que niegan la voz, la credibilidad y dignidad de las mujeres, lesbianas, transexuales, gays, transgéneros e intersex. Las mujeres son objeto de agresiones específicas por el hecho de serlo, y asumirlo, visibilizarlo e intentar erradicarlo nos ayuda a romper con el estigma victimizador.
La denuncia que se hizo en Sol (como también hace días en Plaça Catalunya), no fue hecha porque suceda sólo allí, sino porque somos un movimiento heterogéneo que ocupa las plazas y queremos que al menos en esos espacios se trabaje para que todos y todas podamos sentirnos seguras y respetadas, y desde ahí, trasladar nuestra toma de conciencia al resto del mundo para que, entre otras cosas, ninguna mujer sufra agresiones.
No son sólo “las feministas de Sol”, somos muchas y muchos que apoyamos su discurso y su comunicado. Porque sufrimos agresiones sexistas cotidianamente, un ataque como el sufrido por la comisión de feminismos nos da rabia y nos entristece, y además, sabemos que dificulta enormemente el que otras mujeres reconozcan que se sienten agredidas, intimidadas y minusvaloradas. Porque parece que hay que recurrir a un “agresionómetro” popular que nos diga si tenemos derecho o no a sentirnos agredidas.
Que el resto no reconozca estas violencias y que la acampada no asuma estos principios básicos para lograr una sociedad más justa y digna, provoca una situación de permanente cuestionamiento de nuestros argumentos, nos obliga a dedicar mucha energía a esto y nos resta para todos los demás temas que estamos trabajando.
En las comisiones feministas estamos trabajando en profundidad para elaborar discurso, propuestas, herramientas y acciones dentro de las acampadas, y al mismo tiempo hacemos un esfuerzo porque las demás comisiones transversalicen la perspectiva de género.
Creemos que la respuesta pasa por asumir que en las plazas en las que convivimos se reproducen las violencias y desigualdades que existen fuera de ellas, y por trabajar y debatir para identificar qué esquemas de opresión estamos reproduciendo y cómo podemos cambiarlos. La solución no pasa por atacar a quien denuncia estas opresiones y pensar que nosotras y nosotros no participamos de ellas, sino escucharlas para aprender a detectar las violencias invisibilizadas. Este es un trabajo de todas y todos, desde planteamientos feministas y no victimistas, no solo de la comisión de feminismos.
Nosotras hemos vivido las situaciones que denuncian las compañeras y compañeros de la comisión de feminismos de Sol, y creemos que en este momento, todas las mujeres que nos reconocemos en situaciones parecidas, debemos intervenir para decir que no son sólo ellas y que las violencias nos afectan a todas y que no queremos que vuelvan a quedar invisibilizadas.
Un saludo, Comisión de Feministas Indignadas de Barcelona
http://feministesindignades. blogspot.com
(1) “Los medios de comunicación tratan como violencia de género aquel acto criminal, puntual y extraordinario por el que un hombre mata a una mujer con la que mantenía o había mantenido relación sentimental estable. Ocurre así, que muchas veces, el tratamiento de esta información se cubre con la plantilla de cualquier suceso con resultado de muerte asesinatos u homicidios entre miembros de bandas, o a desconocidos, como consecuencia de móviles como el robo, ajuste de cuentas y muchos otros casos).
Sin embargo, la violencia de género debe informar de toda conducta activa u omisiva de violencia o agresión, basada en la pertenencia de la víctima al sexo femenino; es decir, de conductas tales como:
Malos tratos físicos, psicológicos y económicos.
Agresiones sexuales forzadas por el agresor y no consentidas por la mujer.
Abusos sexuales a niñas.
Acoso sexual laboral.
El tráfico o utilización de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, prostitución y comercio sexual.
Mutilación genital femenina.
Violencia contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
Cualesquiera otras actuaciones o conductas que lesionen o sean susceptibles de lesionar la dignidad o integridad de la mujer. "
Creemos que la respuesta pasa por asumir que en las plazas en las que convivimos se reproducen las violencias y desigualdades que existen fuera de ellas, y por trabajar y debatir para identificar qué esquemas de opresión estamos reproduciendo y cómo podemos cambiarlos. La solución no pasa por atacar a quien denuncia estas opresiones y pensar que nosotras y nosotros no participamos de ellas, sino escucharlas para aprender a detectar las violencias invisibilizadas. Este es un trabajo de todas y todos, desde planteamientos feministas y no victimistas, no solo de la comisión de feminismos.
Nosotras hemos vivido las situaciones que denuncian las compañeras y compañeros de la comisión de feminismos de Sol, y creemos que en este momento, todas las mujeres que nos reconocemos en situaciones parecidas, debemos intervenir para decir que no son sólo ellas y que las violencias nos afectan a todas y que no queremos que vuelvan a quedar invisibilizadas.
Un saludo, Comisión de Feministas Indignadas de Barcelona
http://feministesindignades.
(1) “Los medios de comunicación tratan como violencia de género aquel acto criminal, puntual y extraordinario por el que un hombre mata a una mujer con la que mantenía o había mantenido relación sentimental estable. Ocurre así, que muchas veces, el tratamiento de esta información se cubre con la plantilla de cualquier suceso con resultado de muerte asesinatos u homicidios entre miembros de bandas, o a desconocidos, como consecuencia de móviles como el robo, ajuste de cuentas y muchos otros casos).
Sin embargo, la violencia de género debe informar de toda conducta activa u omisiva de violencia o agresión, basada en la pertenencia de la víctima al sexo femenino; es decir, de conductas tales como:
Malos tratos físicos, psicológicos y económicos.
Agresiones sexuales forzadas por el agresor y no consentidas por la mujer.
Abusos sexuales a niñas.
Acoso sexual laboral.
El tráfico o utilización de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, prostitución y comercio sexual.
Mutilación genital femenina.
Violencia contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
Cualesquiera otras actuaciones o conductas que lesionen o sean susceptibles de lesionar la dignidad o integridad de la mujer. "
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